La casa es mía y mi pareja no quiere irse

La casa es mía y mi pareja no quiere irse

Mi marido o mujer no se quiere ir de la casa
Problemas de convivencia
  • ¿Qué puedo hacer?
  • ¿Qué derechos y obligaciones tengo?
  • ¿Cómo debo de gestionar la situación?

Pueden ser muchas las preguntas que pueden presentarse en situaciones en las que una pareja está conviviendo en la vivienda de uno de los esposos y llega la ruptura.

  • ¿Quién es el que se debe de marchar de la casa?
  • ¿El miembro de la pareja que no es propietario o arrendatario de la vivienda?

Eso sería lo lógico en los casos en los que uno de los miembros de la pareja sea el que tiene el derecho de uso y disfrute de la vivienda.

Pero no siempre ocurre así. ¿Por qué? Por tener que analizar caso por caso y pareja por pareja.

La gran excepción es la situación que se produce cuando una pareja tiene un hijo, en la que la prioridad dejan de ser los novios, sino que pasan a ser los hijos comunes.

Habrá que analizar si existen hijos, o no, la capacidad económica de ambos, estado de salud y demás cuestiones. Al no existir matrimonio, el inmueble no tendrá reconocimiento de domicilio conyugal, pero sí puede constituir domicilio familiar.

Como todo en la vida, la mejor de todas las opciones es llegar a un entendimiento razonable. De no ser posible habrá que valorar todas y cada una de las circunstancias, a ser posible con un abogado experto en la materia.

De entre otras cosas a tener en cuenta resaltamos:

  • Quién es el propietario o inquilino del inmueble (quien tiene el derecho a poseer el inmueble).
  • Si existen niños comunes.
  • El tiempo y acuerdos previos de convivencia.
  • Si son pareja de hecho, o no.
  • Si están ambos empadronados.
  • Si existen otras personas con derechos respecto del inmueble.
  • Capacidad económica de ambos.
  • Estado de salud de ambos.

 

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