Quiero separarme pero no tengo nada

Cuando quieres separarte pero no tienes nada en común con tu cónyuge, puede parecer más complicado empezar de cero, pero el divorcio o separación en sí mismo puede ser más sencillo.

No tener nada puede ser lastre para la separación, pues para empezar de cero sin dinero, sin casa y sin nada, podemos sentir que no podemos materializar el divorcio, cuando nunca es así. Siempre existe un conjunto de opciones y de entre todas ellas algunas que consideramos la mejor de las posibilidades.

Habrá que analizar cada pareja y matrimonio de manera específico. Habrá que estudiar los bienes existentes y su titularidad. Si existe matrimonio el régimen económico matrimonial. Para el caso de que se trate de un matrimonio en el que haya existido gran desequilibrio económico, incluso podría proceder el pago de una pensión compensatoria.

Antes de pensar que no tiene nada, asesórese. Si no tiene dinero, tiene la posibilidad de consulta ante el servicio de orientación jurídica del Colegio de Abogados. Se trata de consultas gratuitas en las que un abogado especializado le resolverá las dudas para ofrecer las respuestas que necesite.

Quiero hacer una separación pero no tengo nada y no se si me lo puedo permitir
Quiero separarme pero no tengo nada

Si después decide emprender la acción de divorcio o separación y no tiene nada, al no concurrir un patrimonio o ingresos que lo impida, puede pedir y que le sea asignado por justicia gratuita abogado y procurador de oficio.

Deberá de aclarar sus ideas y asentarlas sobre el conocimiento adecuado del alcance e interactuación de sus derechos y obligaciones familiares. El enfoque de una separación sintiendo que una persona no tiene nada puede ser desesperante y dramático. Hay muchas personas que no se deciden a dar el paso por entender que no pueden hacer vidas por separado.

Por desgracia en cierta manera sí es cierto que pueden existir grandes dificultades para rehacer la vida posteriormente a una separación. Pero por el mero hecho de sentir que no tiene nada, no puede dejar de tomar sus decisiones libres. Es cierto que existen condicionamientos económicos y circunstanciales que dificultan que ejerzamos nuestros derechos, pero siempre hay una solución por más difícil que la percibamos.

No es lo mismo querer la separación que necesitar la separación. El deseo se puede aplazar, la necesidad no debería aplazarse.

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